Nuestra crítica al plan que busca modernizar el sistema de transporte público en Santiago, va mas allá de la denuncia a la poca frecuencia de los buses o al trato humillante que recibimos los usuarios, sólo comparado con los siniestros vagones cargados de hombres con rumbo a Auschwitz.
La oferta y demanda controlan la frecuencia y recorridos de nuestra locomoción “colectiva”, con el fin que tiene cualquier empresa (maximización de utilidades). Es lógico concluir, entonces, que un bus atiborrado de gente, es mas eficiente en sentido económico, pues el gasto para el empresario será menor que al tener 3 buses para el mismo número de personas. Los recorridos que pasan por los barrios periféricos y los que circulan de noche con poca afluencia de pasajeros, claramente no ofrecen una recaudación conveniente.
Por esto, siempre que se fije en términos de mercado un servicio que cubra necesidades básicas, los principales afectados seremos nosotros, o sea, quienes no tenemos el capital para costearlo.
Una posible demanda seria que el estado benefactor asumiera el riesgo de pérdida de las utilidades y estableciera recorridos, frecuencias y una cantidad de buses acorde a las necesidades de los usuarios, transformándose en una empresa estatal.
Como Anarquistas, no queremos un estado benefactor, en realidad no queremos ningún tipo de estado. Por eso proponemos no luchar por una locomoción “colectiva” digna, sino que por una Colectivización del transporte y demás servicios para la dignificación de la persona.
Salud y Anarquía
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